Recuerdo cuando era niño y trataba de hacer amigos. Era descorazonador: siempre tratando de entrar al club, siempre fallando. No es que yo fuera especial, o diferente, o repelente. Simplemente pertenecía a un mundo (un Mundo: un Mundo: UN MUNDO) particularmente cruel. Tampoco era perseverante, ni tan velludo, pero siempre me hicieron sentir excluido, a cualquier edad, aunque por fin lograra pertenecer al club (sí fui arquero, por cierto, y no tan mal defensa. Defensa y arquero, las posiciones de los segundones). Por eso me gusta esta canción, quizá. Y por eso en el fondo la encuentro algo triste.
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