Bajé hace un par de horas de un autobús Tapachula-Tuxtla Gutiérrez con muchas escalas. Me he pasado tomando regularmente esa ruta de autobús cerca de cinco años y empezó a aburrirme desde el primer día. Es muy raro que lea un libro en los autobuses. Apenas puedo con un libro de no más de sesenta páginas, y tienen que ser páginas pequeñas. Cuando ponen las películas (es la tercera vez que veo Van Helsing en esa ruta de autobús) me distraigo fácilmente del libro. No me concentro en los autobuses; tampoco me interesa pasar por culto en los autobuses. Creo que abuso de la palabra autobuses. Pero esta vez, sólo para seguir probando, le di una repasada a mi fantabuloso Manual de edición crítica de textos literarios, de Ana Elena Díaz Alejo.
Este año comienzo mi último semestre. Me preocupa mi último semestre, el hecho de que dejaré de rocanrolear con los amigotes y todo eso. Sobre todo me preocupa enfrentarme al desempleo real, producido por la falta de un empleo real. Por eso leo mi fantabuloso Manual de edición crítica de textos literarios. Tengo el extraño deseo de trabajar en donde me dejen, corrigiendo, pero lo que me gustaría de verdad hacer es editar, por eso leo y releo con devoción mi Manual de edición crítica de textos literarios. Conozco a uno o dos que se hacen llamar editores, o compiladores, o cualquier cosa de esas. Leo los libros que editaron o compilaron, o compieditaron, y encuentro erratas y mala puntuación y mala sintaxis, y me siento un poco estafado. Me pasa muy seguido, lo de sentirme estafado. Yo no he publicado un solo libro, pero he aparecido en varios, en unos cuantos, en poquísimos a decir verdad (lo que a nadie le interesa), y es muy humillante que aparezca una errata. Cada vez que sale una reseña mía por ahí y veo una errata me siento muy mal, de veras: sé lo irresponsable que fui. Pero yo no tenía más editor que yo mismo, por lo que la culpa es mía. Pero qué pasa con todos eso libros que vemos por aquí y allá, con el nombre del editor en letras un poco más grandes que el resto, con esas feas erratas, con esa ausencia de dedicación a lo que dicen hacer. Es un poco triste. Es más triste, además, estar parloteando sobre esto en un Día de Reyes.
También estoy resfriado y mi habitación está llena de polvo y millones de ácaros, puedo sentirlo. Malditos ácaros.
Esta es mi primera colaboración. Gracias al Departamento Jurídico de émula fanzine por la invitación a participar.
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