Estaban en un barrio en la periferia de Abuja: un grupo de hombres, una niña pequeña, tres hienas, cuatro monos y unas pitones. Era un grupo de juglares ambulantes, especie de circo donde utilizaban a los animales para entretener a las multitudes y vender medicamentos tradicionales. Pasé ocho días de viaje con ellos.
El espectáculo causado por este grupo caminando por las calles del mercado fue abrumador. Intenté fotografiarlo pero fracasé, principalmente porque no era su actuación lo que me interesaba sino la hibridación de lo urbano y lo salvaje, y la paradójica relación que tienen los manipuladores con sus animales -a veces afectuosa, a veces brutal y cruel. Fue cuando tomé la decisión de concentrarme en los retratos.
El espectáculo causado por este grupo caminando por las calles del mercado fue abrumador. Intenté fotografiarlo pero fracasé, principalmente porque no era su actuación lo que me interesaba sino la hibridación de lo urbano y lo salvaje, y la paradójica relación que tienen los manipuladores con sus animales -a veces afectuosa, a veces brutal y cruel. Fue cuando tomé la decisión de concentrarme en los retratos.
pieter hugo 1976 Johannesburgo, Sudáfrica
No comments:
Post a Comment