Mientras nos congratulamos por la Eurocopa o Nadal, mientras discutimos sobre la bestia de la Crisis, mientras charlamos sobre las vacaciones de verano, en el Parlamento Europeo se están aprobando, con nocturnidad y alevosía, algunas de las decisiones políticas más vergonzosas y nefastas que se han visto en mucho tiempo, como la expulsión masiva de inmigrantes y la legalización de las jornadas laborales de 60 horas.
De repente, se ignora todo lo que debe Europa a los inmigrantes (auténticos motores de crecimiento económico, sostenes del estado del bienestar y actores del enriquecimiento cultural) y les expulsamos con una patada, y ya puestos eliminamos décadas (casi siglos) de luchas y triunfos de los derechos de los trabajadores para darles a los explotadores lo que perseguían: una herramienta para estrujar durante más horas a los trabajadores más débiles y necesitados.
Javier Marías puede ser polémico, o incluso estar sobrevalorado, pero lo dijo alto y claro.
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