Rusia y el secuestro de un billón de sonrisas artificiales
Tengo que extender un sincero agradecimiento dirigido a Rusia (aka: Osetia del Sur) y a Georgia por su firme y valiente desinterés hacia las olimpiadas. No hay nada tan eficiente como una guerra a la antigua para ponerlo todo bajo una perspectiva más precisa: el mundo sigue y seguirá siendo un espacio terriblemente cruento, retrógrada e insensible, y ni el hecho de que Michael Phelps gane las 8 medallas de oro que nos prometieron (¿alguien sabía de la existencia de Michael Phelps antes de que comenzaran las cruzadas lanzadas por sus patrocinadores?), ni 50 mil toneladas de fuegos artificiales, ni un billón y medio de sonrisas ensayadas por una nación obtusa y xenófoba van a lograr cambiar absolutamente nada. La “tregua olímpica” es cinismo mediático, la guerra es lo que es.
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