Sunday, October 14, 2007

GANDY



el video no se ve pero puedes escuchar la rolita


No es un error. No se trata de Mohandas Karamchand, mejor conocido como Mahatma Gandhi, el líder nacionalista que liberó a la India del yugo británico en una revolución pacifista, sin derramar una sola gota de sangre.

Es tan simple y a la vez tan complicado interpretar la efímera eternidad de un trovador. Eso es Gandy, un trovador que hace fácil lo difícil, que teje notas y acordes alrededor de una voz. ¿O es su voz la que matiza a las notas y acordes?

Quien escucha por primera vez a César Gandy entonar sus propios poemas musicalizados, invariablemente se transporta a la atmósfera de ubicuos como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Amaury Pérez; incluso Luis Eduardo Aute. Pero su inspiración, nacida del Parnaso coloquial, va más allá.

Siempre he sido enemigo de las comparaciones; quizá un poco menos de los símiles. Más bien soy un creyente empedernido de la dualidad enseñanza-aprendizaje, dicho en consciente dicotomía ambivalente.

Decía de atmósferas, y las garzas de su historia me transportan en sus alas a la incuestionable levedad de Facundo Cabral. Hay sinergia, comunión. Nada de protestas, nada de reacciones beligerantes en un mundo ahíto de guerras fratricidas. Eso también es Gandy: hacedor de vida agradecida.

Cuando nació, traía bajo el brazo la libreta de las metáforas, las que ha venido acomodando entre avatares para que como rayos de sol, alumbren oídos, para ver con los oídos, para oír con los ojos cerrados, para gustar con el tacto de manos sudadas y sentir con lenguas enmudecidas de sorpresas ya esperadas.

No hay comparación, ni niveles, ni herencias genéticas que emulen trazos de pasos a seguir. Hay comunión, repito, entre éste y aquél. Hay en sus letras sentido de visión periférica en mundos cuadrados. Hay pintura sensible a la tinta de la pluma, que prodiga su magia a quien las escucha.

Sí, a quien escucha cada pincelada de música muralista construida con argamasa, sudor e inspiración. Gandy no compone, construye. Deconstruye vidas erradas para construir portentos y futuros y visiones de realidad virtual.

Es sencillo. Y a la vez complicado. Es la vida en letras y notas y voz. Es hipérbaton, metáfora citadina con sabor bucólico. Estilo natural que fluye como la savia de la selva. Es dilema, pues él nació para dar a conocer esas nuevas sensaciones, ¿o esas nuevas sensaciones lo eligieron a él para eclosionar en el mundo de la bohemia taciturna?

En fin, al César lo que es del César, y a Gandy… inspiración.


-Rafael Brindis Gómez
Tuxtla Gutiérrez. 15 de septiembre de 2007

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