La llegada del Año Nuevo entre los pobladores de la sierra del estado de Sonora, en el noroeste de México, trae una tradición que anteriormente representaba el único método para elaborar el pronostico del clima para los doce meses del año entrante.
Se les llamaba “cabañuelas” ; un registro que los antepasados sonorenses tenían para saber si sería un buen año de lluvias y hasta para anticipar y programar las cosechas.
Esto es, el 1 de enero corresponde al mes de enero, el día 2 a febrero, el 3 a marzo y así sucesivamente hasta el 12 que es diciembre.
Para el día 13, la asignación viene de regreso y le corresponde de nuevo a diciembre; el 14 a noviembre, el 15 a octubre, 16 a septiembre, 17 a agosto hasta llegar al 24 de enero que se le asigna a enero.
Del día 25 de enero en adelante, el conteo se hace en lapsos de 12 horas; esto es, de las 00:00 horas del día 25 a las 12:00 horas, es enero; la segunda parte de ese día es febrero y el 26 de enero, corresponde a marzo y abril en sus periodos de 12 horas respectivamente hasta cerrar el ciclo de los doce meses del 2009.
Queda el 31 de enero que se fracciona en lapsos de dos horas para cada mes del año.
El punto central es registrar las condiciones climatológicas de cada fase y adjudicarlas al mes correspondiente de manera que para el pronóstico del mes de enero corresponde anotar los cambios relevantes que se registran el día 1 y 24 de enero, el 25 entre las 00:00 y las 12:00 horas y, finalmente, el día 31 desde la media noche y las 02:00 horas. Para elaborar el pronóstico de febrero hay que observar el comportamiento del día 2 y el 23 de enero, el 25 de enero entre las 13:00 horas y el inicio del día 26 asi como el día 31 de las 02:00 y las 04:00.
Un profesor de la secundaria a manera de chiste nos decía que la sabiduría popular era más exacta que la ciencias; por ejemplo, mientras el sistema metereológico del estado se ostentaba como la herramienta principal para saber que ropa vestir el día de mañana, en los pueblos de la sierra todo era tan fácil como observar al burro: si éste se frotaba contra la pared era anuncio de que se aproximaban las lluvias.
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