Sunday, September 27, 2009

Anécdota

Mi madre, Sofía Bojórquez García,
múltiple y dulcísima,
aguantadora de todos los clavos,
hacedora de todas las llaves
para abrir las compuertas de perdonarlo todo,
sonrisa de pan,
ojos de hermanita huérfana,
lloradora sin freno,
mamá,
mi fórmula secreta,
mi era espacial,
niñita bajo las arrugas,
me parió frente a todos, a palos.
Mi abuelo hizo un ademán, pero mi madre
trazó una raya en el suelo.
Sofía Bojórquez García,
supo entonces su burla,
le taparon la boca
y fui mi huérfano, mi bastardo, el hijo de limosna
en un pueblo lleno de saliva.

Ahora
que he vuelto a las maternales calzaduras,
a la raída veste genitriz, al cardo,
al terrenal salobre y la sandía,
se me ruedan las lágrimas,
y como antaño
soy el joven señero
de la pasión desapacible.
¡Madre!
¡Ternura de mi madre!
¡Patria mía pequeña!

(Y en la solana, tan irremediable,
tan dulcemente humana,
tan mortal y tan luz sobre la tierra
abierta a la luz, en luz desengañada,
la levísima sobra de Sofía, mi madre,
ha ocupado su sitio).

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