Saturday, March 8, 2008


Cuestionario incómodo con...

Jorge Luis Borges



La Musaraña


Debido quizá a una sobreexposición de lecturas de H. G. Wells y Julio Verne, sumadas a las porquerías psicotrópicas que le facilita la Redacción, la Musaraña, nueva colaboradora de este su suplemento de confianza, asegura, jura y perjura que viajó de ida y vuelta en el tiempo para entrevistar, nada más y nada menos, que al Argentino Universal.

Acá las tortas, como diría Joaquín Pardavé:


MUSARAÑA: Don Jorge Luis, gracias por la exclusiva. Dígame, de entrada, por qué es tan arrogante.

JORGE LUIS BORGES: Es una rareza y hasta un honor entablar diálogo con el más pequeño mamífero conocido. No soy arrogante, creo yo: soy viejo, y también soy argentino. Pero puedo ser jactancioso; después de todo he sido, como usted, Shakespeare, y Sir Francis Drake, y Quevedo… Curiosa identidad la del argentino, ¿no? El ego andante, ¿no?... Espero que esta percepción de la Argentina cambie con el tiempo.

M: ¿Y ha sido una musaraña? Los machos de mi especie poseen el pene de menor tamaño entre los vertebrados: cinco milímetros de pasión…

JLB: No sé, quizá he sido un topo (ríe). Ahora mismo soy un topo. Creo que fui un tigre, alguna vez. Espero haber sido un tigre…

M: Qué opina del comentario más o menos reciente de la escritora mexicana Rosario Castellanos sobre su relato “La intrusa”. En un artículo ella deduce que, dado el tratamiento despectivo o nulo de su parte hacia los personajes femeninos, es usted un machista…

JLB: ¿Rosario Castellanos, dice usted? Pues no sé. A mí llegan y me leen los diarios, muchos diarios y revistas, pero no me habían dicho; quizá por no ofenderme pero, como dicen los mexicanos, según Reyes, ¿quién es esa vieja?

M: Rosario Castellanos es una escritora mexicana muy reconocida.

JLB: Bueno, si así lo pone usted, uno puede opinar lo que quiera… (Borges se dirige a Adolfo Bioy Casares). Dígame, Bioy, ¿sabe algo sobre eso?

ABC: No. Será que porque aquí no llega tanta prensa mexicana…


M: Hablemos de otra cosa, entonces. ¿Qué opinaría usted, don Jorge Luis, si yo le dijera que en el futuro un presidente mexicano se referirá a usted como el escritor Jorge Luis Borgues? ¿Tiene usted idea de la cantidad de críticas que lo que nuestra Redacción llama “la gente progre y bonita” hará sobre esta declaración? De hecho, puede decirse que la crítica a todo el estado cultural de ese sexenio se basará y ejemplificará en el desafortunado comentario.

JLB: Yo escribiría un epigrama, si estoy vivo.

M: Don Jorge Luis, ¿está usted consciente del uso desmedido del verbo “bifurcar” por parte de los demás escritores a partir de usted?

JLB: ¿Consciente? No sé. Si los escritores no saben ni abrir un diccionario de sinónimos no es mi culpa. Debe ser una cuestión de Wahlverwandtschaften,* quizá (Bioy Casares y Borges ríen).

M: ¿Qué opina de la interminable lista de alusiones banales y seudoeruditas sobre usted en el futuro? Muchos hablarán de usted teniendo una muy superficial referencia de su obra… Habrá películas y libros, incluso diarios íntimos dedicados enteramente a usted (Bioy Casares sufre un ataque de tos. Pide agua).

JLB: No es asunto mío. En el futuro ya estaré muerto. No es una conjetura que me interese. En todo caso, por qué tendrían que conocer a profundidad lo que usted llama mi obra (mi pobre obra diría yo, a pesar de la cacofonía). Dudo mucho que se interesen por este viejo dentro de veinte años…

M: Lo harán.

JLB: Entonces podré aspirar a la inmortalidad.

M: Sin duda.

JLB: Entonces seré de nuevo Shakespeare…

M: Y Quevedo…

JLB: Y un topo (ríe).

M: Y una musaraña, con algo de suerte…

JLB: No exageremos…



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*Wahlverwandtschaften: Borges, además de mostrar su inconmensurable alemán, se refiere a un término difundido a raíz de un libro de Goethe: afinidades electivas; es decir, una suerte de preferencias afines, compartidas, como el uso del verbo “bifurcar”. Nota de la airada Redacción.

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