Sunday, May 18, 2008

hoy, en trotamundos


Pasos y andares de
Mark Harmon

Diana Pérez Aguilar/UNACH

Domingo por la mañana, el clima templado y agradable, los rayos del sol a su máximo esplendor iluminaban la fachada del Museo Centro Cultural de los Altos. Después de esperar unos minutos, apareció detrás de mí con una sonrisa reconocible, lucía sin cabello, con sombrero, barba de candado, un arete en la oreja izquierda, con una expresión agradable que inspira amabilidad, humildad, y simpatía. Adentro en la sala de la exposición pictórica Pasos y Andares se respira un aire fresco, con olor a barro, funcia e historia; parado junto a una de sus pinturas con voz tenue dice “Observa nuevamente la obra y después iniciamos la entrevista”.
Sus ojos verdes, de piel blanca, su rostro delgado deja ver la alegría de estar ahí, vestido como de costumbre con un atuendo de explorador, camisa manga larga y pantalón verde de tela, dejan ver su mirada fija y un semblante de satisfacción por vivir.

“Chiapas, un lugar mágico”

Desde Alemania, su país de origen, Mark Harmon viajó por el mundo con su caballete, decidió conocer las ruinas mayas y llegó a San Cristóbal, desde hace 3 años radica en esta ciudad, “No hay muchos lugares así en el mundo, Chiapas, un lugar mágico, es un estado multicultural”. Con temperamento encantador y emocionado. ¿Qué le agrada del Estado?, se acomoda el sombrero y agita las manos, “Me encanta la gastronomía chiapaneca, en especial los nopales, tamales de chipilin, hoja de santa maría y la comida de la costa, de bebidas el posh y variedad de té, el café no porque me pone nervioso, me gusta bailar danzón con marimba, salsa, cumbia, soy fanático del tango y escucho a Narimbo”. A ratos daba impresión de que no se ira de Chiapas, por la diversidad cultural y el encanto que se ve en sus ojos por haber encontrado el amor en este estado.

Estudios

De su padre, un historiador de arte, Harmon toma corrientes artísticas y se enfoca en el estudio de las artes visuales, es Licenciado en Pintura de la Universidad de Truman en Estados Unidos, estudió Pintura Iconográfica, Historia del Arte en el este de Europa en la Academia Nacional de Eslovaquia, después recibió una maestría de Artes Plásticas de Concentración en Performance y Escultura en la Universidad de Wisconsin en Madison, E.U., actualmente es profesor de Escultura en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, participa en la cultura local y ha expuesto obras pictóricas en los principales centros culturales del estado. Dio referencia a la función del Colectivo HOMMUS, donde colabora, “Se conforma de artistas extranjeros y locales, creadores de obras sobre el ser humano en el medio ambiente, nuestra relación con la tierra es un tema importante, si no mejoramos no vamos a vivir bien, algunos de los integrantes son: Antonio Ramírez: escultor de ámbar, Luís Reina: poeta, Carlos Salmerón: poeta, Pablo Millán: alfarero”.

Pasos y andares

La obra pictórica es resultado de andar por las calles de San Cristóbal de las Casas, “La mayoría de estas obras fueron realizadas en los últimos meses, empecé pintando paisajes urbanos, enfocándome en los detalles realistas, me pregunté ¿Qué es lo qué realmente me interesa? La conclusión fueron contrastes, texturas y armonías de colores. La investigación de mis gustos me llevo a la abstracción. El público se siente excluido, a veces escuchas comentarios como ¡Mi nieto puede pintar esto! Una raya negra sobre un fondo rojo, la idea de esta muestra es hacer que el espectador vea la obra por segunda vez y observe la obra realista y abstracta que da armonía a la composición, en junio llevaré esta exposición a Berlín, Alemania”.
Es evidente apreciar el amor del artista que tiene por ésta capital cultural, “Tiene calles y banquetas angostas, tienen fachadas y muros, atrás de estos puede ser cualquier cosa, los muros ocultan la belleza que esta dentro, como extranjero en este país se siente un poco bloqueada la entrada a la cultura y el muro para mi representa una belleza que no permite ver”.
“Estaba pintando en la calle una obra de óleo, enfrente de un edificio en una esquina de Diego Dujelay, una casa abandonada por muchos años, un vecino cuidaba la casa y tenía la llave de la puerta trasera, él me daba chance de entrar y ver el hogar abandonado. Es una casa enorme con dos patios, una jardín lleno de basura, hojas secas, aves y ratones muertos, aparentemente son siete hermanos los dueños, la dejaron como herencia y llevan 20 años peleándola, la experiencia es que a través de la pintura he tenido la oportunidad de conocer personas y lugares que han estado bloqueados, la pintura me permite conocer y contactar mejor los lugares”.
El entusiasmo por el ambiente visual, fue la inspiración de esta obra, “El objetivo es que la gente disfrute ver el mundo, tener herramientas para observar y disfrutar el entorno visual, si realmente prestamos atención jamás nos aburriríamos, no puedes sentarte en un lugar solo por pasar el tiempo, si realmente sabes ver, te divertirás, porque hay tantas cosas que disfrutar, detalles, luz, sombras y movimientos”.
¿Cuál es la base para la producción de sus obras? “El entorno me inspira, creo que la obra depende del lugar, si me mudo a otro lugar seguramente la obra cambiaría, la técnica es muy importante, puedo decir que la obra no es tan importante, pero imagínate si la obra sobrevive unos quinientos años porque está hecha de una forma que no deshace con el tiempo, será de importancia, mi estrategia es permanecer, hacer una obra que un tiempo es del mundo pero también es muy local, produzco obras que celebran en donde estoy”.
Mark se refleja en sus obras, el conocimiento y admiración por edificios chiapanecos donde se pierde en laberintos de historias. Ofrece más que una expresión artística, representa el lugar de donde viene y en el que se encuentra, haciendo una combinación de lo tradicional con lo cosmopolita donde construye lugares, no exento de trazos lucidos, detalles y sombras características de toda obra. Con esta exposición se confirma la creciente calidad pictórica del artista y expresa en Chiapas su arte para el mundo.

*Diana Pérez Aguilar. Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach).

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