Rento un pedazo de mi cama, el vacio de este pecho ya sin deseo, rento estas ganas de huir y no dejar rastro de lágrimas encarnadas en los ojos, rento estas ganas de no fluir, de no destilar dudas, rento cada antojo que tengo de tu piel, y ese vuelo de manos por debajo de la falda…rento también el monumento aquel de deseo que sonríe en mi almohada…rento las palabras últimas de tu llegada, rento los idas en los que me asomaba en tu playera y encontraba el hueco que hace el corazón latiendo, el que tu respiración deja cuando se arremete en el pecado. Rento esa tu piel de niño. Rento mi mejilla acostumbrada a tu hombro, y esa paz que me daba el que me susurraras que me deseabas tanto como me amas. Rento las ganas de llorar y estas palabras llenas de preguntas. Rento esta suma que reste cuando decidiste dividirnos y decir adiós.
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